LA COP 28 Y SU IMPACTO EN LOS NEGOCIOS
Una de las contradicciones que del ser humano como especie, no como consumidor de bienes y/o servicios, es palpar en su vida diaria como el cambio climático está afectando su mundo y al mismo tiempo hace poco para detenerlo. Este incide directamente en los negocios y en nuestro comportamiento y toma de decisiones de consumo, tales como si es prudente comprar un bien raíz en la playa, si compro un sombrero o un protector solar de mayor grado de protección.
A diferencia de otras épocas, como la edad de hielo hace algunos miles años, en la que el Homo Sapiens se tuvo que adaptar a las bravas para sobrevivir, este estaba tan ocupado en ello, que no tuvo tiempo para discutir con sus congéneres si el frío glacial era una teoría conspirativa que debía ser resuelta por alguna ideología política y como tampoco existían industrias a quién responsabilizar por el helado infierno tuvieron que desarrollarse y esperar pacientemente a que el clima cambie. Importante anotar que en esa misma era desaparecen los Neandertales. ¿Fue el frío glacial el causante?
Hace pocas semanas terminó la COP 28 en Dubái y aparentemente se tomaron decisiones trascendentales como declarar el inicio del fin de la era en que la especie abandonará el uso de combustibles de origen fósil, que de acuerdo a la ciencia es uno de los grandes responsables del cambio climático y sus consecuencias, pero el real drama de esta decisión es que no hay un cronograma para su implementación. Por lo tanto la industria petrolera sabe que no tiene sus días contados, así como todas las empresas que usan indiscriminadamente sus derivados como los combustibles o el plástico. Una rápida mirada a nuestro entorno puede revelar con facilidad cuantos objetos elaborados a partir de petróleo están en nuestros hogares y lugares de trabajo o diversión. ¿Se imaginan la cantidad de empresas que dependen de él?
De acuerdo varios reportes la COP 28 tuvo una asistencia considerable, 200 países enviaron sus delegados, y estuvieron más de 100.000 personas en los diversos eventos, el doble que en la anterior, muchos dicen que parecía más un “trade show” en el que buscaban destacarse empresas consultoras, firmas de relaciones públicas, ONG´s y empresas del sector privado mostrando sus credenciales de comportamiento verde. Parece irónico, pero el Presidente de la conferencia fue el Sultán Al Jaber que al mismo tiempo es el CEO de la empresa petrolera estatal Abu Dhabi National Oil Company. Algunos países salieron muy frustrados por los resultados de la reunión y por la declaración final de esta como Samoa, que reclama que se obviaron las consideraciones expresadas por los países isleños que están en riesgo de desaparecer bajo las aguas.
Interesante notar la participación de empresas de alimentos como Nestlé y minoristas como Carrefour y que estas pugnaron por la inclusión, por primera vez, de los sistemas de producción de alimentos que deberían enfocarse en sistemas agrícolas regenerativos en la declaración final.
Regresando a los negocios, está claro que eventos de esta naturaleza son un gran negocio para los países que las acogen, las firmas de relaciones públicas que se lucen promoviendo la agenda de sus clientes, las ONG´s que están a la caza de fondos para seguir haciendo estudios y las petroleras para hacer jugadas maestras de “greenwashing”. Esto contrasta con el deseo del consumidor que aspira más compromiso de las marcas y empresas con la conservación del planeta.
La gran pregunta es si vamos a esperar que el clima se autorregule y si nosotros somos los próximos neandertales. Luego de la fanfarria y las declaraciones rimbombantes está claro que seguiremos haciendo “business as usual”.
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